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Él futuro está aquí: las células madres adultas, algo que parece de ciencia ficción


SANTO DOMINGO. El colombiano Diego Correa, radicado en los Estados Unidos, es una de las voces mejor estructuradas para hablar del tema de las células madres en el mundo. Graduado como médico cirujano en la Universidad Javeriana de Bogotá, de donde es nativo, tiene además una maestría en Ingeniería Mecánica (Bioingeniería) de la Universidad de Los Andes, en Bogotá, y como si fuera poco es doctorado en Fisiología Celular y Molecular de Yale University y Harvard University.

A los 42 años, el experto en biología celular, es un científico con investigaciones muy avanzadas en las células madres adultas y su aplicación en la medicina regenerativa. En la actualidad es profesor asistente en el Departamento de Ortopedia (División de Medicina Deportiva) y del Diabets Research Institute de la Universidad de Miami.

Hablar con Correa es zambullirse en el mundo de la futurología. Para él, el tema de las células madres es “un tema crítico, que desafortunadamente ha sido base para la polémica y los males entendidos”.

“Hay varias poblaciones de células madres, que colectivamente se llamaban células madres, que en inglés es “stem cells”: una traducción más precisa sería células tronco o células troncales”, explica. “Para poner un ejemplo mucho más gráfico, durante la formación del embrión, de cualquier mamífero, incluido el ser humano, hay una serie de células que no son diferenciadas, y que van a producir todos y cada uno de los órganos: esas se llaman células madres embrionarias. Por definición son pluripotenciales. Cada una de ellas puede generar cualquier tipo de tejido dentro del cuerpo humano. Son las células formadoras de los tejidos. Una vez que ha ocurrido el nacimiento, cada uno de esos tejidos continúa el proceso de remodelamiento, y de lo que nosotros llamamos en medicina homeostasis (Conjunto de fenómenos de autorregulación, conducentes al mantenimiento de una relativa constancia en la composición y las propiedades del medio interno de un organismo. N. del E.), que es que ciertas poblaciones de células mueren y tiene que ser reemplazadas por otras. Los tejidos se lesionan y se reparan y se regeneran. Están en constante recambio, y para que eso se produzca tiene que haber un grupo de células que genere eso, y estas son las que se llaman células madres adultas, y están contenidas en todos y cada uno de los órganos del cuerpo”, dice como una ráfaga.

Las neuronas sí se remplazan

Pone el ejemplo del hígado, donde uno de los grupos celulares más abundantes son los hepatocitos, los que forman el tejido como tal. “Cada una de esas células tiene vida media. Al morir una célula de estas, deja un espacio vacío, que tiene que ser reemplazado por otra que siga con la misma función del hepatocito -que es formar tejido hepático, formar y sintetizar y producir una cantidad de encimas y compuestos para la función que tiene el hígado-, estas células que se llaman un pool celular de recambio o que están pendientes de reemplazar las que mueren en batalla o expiran, se llaman células madres adultas hepáticas, y las hay en los músculos, las hay en las articulaciones, en el cerebro”. Recuerda que cuando estudió medicina, en los años 90 era un dogma todavía, porque la enseñanza era que no existía una población que reemplazara neuronas, que uno nacía con una población fija de neuronas e iban muriendo día a día.

“Actualmente se han encontrado varias poblaciones de células madres neurogénicas en diferentes sitios en el cerebro: en los pisos de los ventrículos, por ejemplo; otra estructura que se llama los coroideos, donde se forman los líquidos céfalo raquídeos, se han identificado poblaciones de células madres que dan origen al recambio de ese tipo de células de origen neuronal. Cada uno de los tejidos tiene ese tipo de células que se llaman adultas”. Y bromea: “adultas no es porque sean mayores de 18 años, adultas es post-nacimiento. Ya no durante la formación del individuo, sino durante el mantenimiento del individuo”. Y resume la idea: “Células madres invernarias forman al individuo; las adultas lo mantienen”.

Células madres inducidas

El científico expresa que hay otras poblaciones de nombre células madres inducidas, por sus siglas en inglés IPS, que son las que dieron origen al Premio Nobel de Medicina de los doctores Yamanaka y Gurdon (Shinya Yamanaka ganó el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 2012 junto a John Gurdon “por el descubrimiento de que células adultas pueden reprogramarse para convertirlas en pluripotentes N. del E.); “en este caso lo que se hace es tomar una célula adulta, ellos lo hicieron con fibro lazos de la piel, y trataron de llevarlos en la evolución para atrás”.

Y explica: “Tomar una célula que está completamente diferenciada, madura, con unas funciones particulares y echarlas para atrás, desde el punto de vista de manipulación genética, para volverla de una célula diferenciada en una célula pluripotente. Por eso se llaman “Induce Pluripotent Stemcells” (IPS), porque son inducidas, y el Premio Nobel lo que está premiando realmente es la tecnología de haber hallado esa combinación precisa de genes –son cuatro genes-, que en el momento de ser introducidas en la célula adulta –que nosotros denominamos somática-, que puede ser cualquier célula del cuerpo con una función muy particular, llevarla para atrás en su origen y que esta célula sea ahora capaz de diferenciarse y comportarse como una célula madre puripotente”.

Otras clasificaciones

El Dr. Correa abunda en otras clasificaciones que dependen del potencial que cada una de esas células tiene de convertirse en un tejido en particular. “De mayor a menor está la llamada totipotencial, la que puede hacer todo, toti, incluidos todos los tejidos fetales, más la membranas, la placenta, cualquier tejido de tejidos, y esos son él óvulo y el espermatozoide, básicamente”, narra.

Según el galeno hay otras un poquito más restringidas “que son las pluripotenciales, que pueden formar cualquier órgano del cuerpo humano, pero ya no la membrana, la placenta; producen cualquier tejido dentro del cuerpo humano: estas son las embrionarias, las que han tenido tanta controversia, de política, legal, ética, moral, religiosa”.

Expone que hay que entender cuál es el protocolo que se sigue para extraer cualquier tipo celular de estos, ya que en la semana más o menos 6 a 8, la estructura se arma en blastocito. “El blastocito contiene una membrana externa en la que finalmente va a terminar la placenta y las membranas y la interna que se llama masa celular interna, que es la que va a formar el embrión y está formada por entre 200 y 400 células en este estadío. Lo que hacen los investigadores es tomar este tipo de células y expandirlo y crear la línea celular humana, a expensas de esa potencial vida humana”. Y asienta: “obviamente sí hay controversia desde muchos ángulos”.

Sin embargo, plantea que ya se han desarrollado técnicas por medio de las cuales no es necesario comprometer la viabilidad del embrión, tomando apenas “una o dos células y estas se pueden expandir de una forma eficiente y el embrión no tiene ningún tipo de lesión en su formación. Está demostrado”.

La especialidad de Correa no está, sin embargo, relacionada con esta área. “No nos dedicamos a células embrionarias. Nos enfocamos al estudio de esa población que se encuentra en todos los órganos de un individuo postnacimiento y lo que tratamos de hacer es usarlas para varias cosas, teniendo en cuenta que ellas tienen la capacidad de regenerar un tejido lesionado”, dice.

Reparación y regeneración

Correa llama la atención sobre el término regeneración. “Cuando un órgano o un tejido en el cuerpo humano se lesiona, simplemente por aspectos evolutivos tiende a repararse. Y la reparación conlleva a una cicatriz. Te haces una cortadura y esta termina en una cicatriz. La cicatriz es un tejido que no es similar a la piel. Esta piel se lesionó, era un tejido maduro con una función específica. Se lesionó al cortarse, o químicamente o físicamente, como quiera, y es reemplazado con un tejido inmaduro que tiene una función muy diferente. Cuando el tejido maduro se lesiona y se repara con un tejido maduro de iguales características, eso es la regeneración. Y eso dio hace unos años a una nueva área de la medicina que se llama la medicina regenerativa. Dentro de esta las herramientas más importantes que se están estudiando actualmente son las células madres adultas, porque tienen una capacidad doble, por un lado logran controlar el sistema inmune después de una lesión, y por otro lado secretan una cantidad de moléculas y químicos, que el sitio que está lesionado promueve la formación de un nicho que conduce a la regeneración. No hace reparación, hace regeneración. Por eso se han usado ese tipo de células exitosamente en estudios clínicos para inducir aspectos regenerativos y no reparativos”.

La aplicación práctica

El médico, que cuenta con numerosos artículos científicos, pone como ejemplo casos de infartos, o un derrame, una fractura de huesos, o lesión en un cartílago, una lesión hepática, diabetes, o enfermedades autoinmunes, en los cuales “los mecanismos de esas enfermedades son susceptibles de ser manejados con esas células”. Y plantea que “lo que viene corriendo a nivel mundial desde hace unos 10, 15 años, es el diseño de estudios clínicos controlados, para que estas células se deriven como una alternativa terapéutica”, y recalca la palabra “alternativa”.

Insiste en que esto no va a reemplazar la medicina. Se está convirtiendo en una alternativa terapéutica. “La evidencia médica es extremadamente sólida”. Ejemplifica con el hecho de que en caso de trasplantes sea de médulas, o de órganos, el cuerpo puede rechazarlos. Y en el caso de una enfermedad que se llama GBHT, que es “la enfermedad del injerto vs. el recipiente es que empíeza a tacar todo el cuerpo que lo recibió, y se manifiesta en el tranque digestivo, la piel, los pulmones, es una enfermedad desastrosa, no es de alta incidencia, pero cuando sucede, las tazas de mortalidad son sumamente altas, y hay que manejar esos pacientes con dosis masivas de esteroides; muchas veces no funcionan y se vuelve una enfermedad de trasplante contra receptor recalcitrante a los esteroides: y para esa enfermedad ya existe una solución aprobada en varios países del mundo: la solución es una bolsa conteniendo dos millones de células madres mesenquimales extraídas de la médula ósea, que controla completamente la enfermedad. Está probado en Australia, en Canadá, en Japón, en varios países de Europa y muy prontamente en Estados Unidos, para uso pediátrico. Está completamente demostrado que sí funciona. En casos muy severos refractarios a los esteroides. Hay otra solución que se llama Emacord también aprobada por la FDA para manejo de ciertas patologías de origen hematológico, sí existe. Pero al mismo tiempo hay muchas enfermedades de muchos orígenes, que por el hecho de nosotros saber ya cómo funcionan esas células, pensamos que serían susceptibles para ser manejadas, y lo que se hace es diseñar estudios clínicos con pacientes que están experimentando estas enfermedades y se hacen protocolos de tratamientos”, describió.

Correa expone un caso en Cleveland Clinic, donde se encuentra el centro cardiológico más prestigioso en el mundo, “ellos tienen un centro de innovación para tratamiento con células madres en entidades de cardiología, un edificio completo. Ahí han adelantado muchísimos estudios preclínicos (estudios en animales, in vitro, etc) y ya están en fase clínica. El director de esto era un cardiólogo que se llama Mark Penn y diseñó muchos estudios clínicos para varias enfermedades, una de ellas es el infarto agudo al miocardio, uno de los cuales eran pacientes que llegaban al servicio de emergencia con cuadro agudo de infarto, cin un período de tiempo determinado (una hora o algo así) y se derivaron dos tratamientos, el convencional y otro convencional más dos millones por kilogramo de peso de células madres mesenquimales adultas derivadas de la médula ósea, no del mismo paciente, sino de un donante no relacionado genéticamente. Los pacientes fueron seguidos y los resultados son absolutamente y extraordinariamente positivos”, manifestó el científico.

La cura del infarto agudo de miocardio

Puso como ejemplo que uno de los datos, que ya tiene un impacto de Salud Pública enorme, ya que hubo hasta de un 60% de la tasa hospitalaria, lo que implica mayor reducción de costos, que se traduce en billones de dólares. “Son pacientes que no hicieron enfermedad pulmonar post infarto, no hicieron Síndrome de Dressler, no hacen arritmias, hacen recuperación ventricular mucho más acelerada. Son pacientes que vuelven al trabajo mucho más rápido. No hay cicatrices ventriculares miocárdicas. Son pacientes que finalmente el manejo les dio una calidad de vida que vuelven a ser totalmente productivos. Todos estos datos dan para pensar que en menos de cinco años, este tipo de terapias basadas en células se conviertan en un ayudante para el tratamiento del infarto agudo de miocardio, a nivel mundial. Y lo mejor de todo es que ya sabemos cómo funciona, qué es lo que hace. Sabemos perfectamente a nivel molecular cómo funcionan esas células, manejando un corazón enfermo”.

Las células madres obtenidas de la grasa del cuerpo humano y su efectividad

Según explica en todos los órganos del cuerpo humano hay células madres adultas, pero hay dos sitios en particular que son de referencia, la médula ósea y la grasa. Las de la médula ósea se empezaron a estudiar en los 80. Y después se estudiaron las de la grasa, porque se descubrió en la Universidad de Pittsburg a fines de los 90 “que en una parte que se llama liestroma, que no es grasa como tal, sino una fracción que tienen la grasa, donde están los vasos sanguíneos, había poblaciones de células muy parecidas a las de la médula ósea. Eso intrigó a los científicos de Pittsburg y tras unos años de investigación descubrieron que efectivamente eran del mismo tipo de células, con las siguientes ventajas: hacer un aspirado de médula ósea es un procedimiento más invasivo, y la cantidad de células que puedes recuperar de un aspirado es el 0,002% de células madres. En un aspirado de grasa, aproximadamente es el 2%. Entre mil y 10 mil veces más concentradas por unidad de volumen de tejido”.

Enumeró que hay otra serie de ventajas: desde el punto de vista logístico y experimental, como se procesan estas muestras, lo que se obtiene después del procesamiento de la muestra es se toma un pedazo de grasa a través de una liposucción normal, o lipoaspirada con anestesia local en un laboratorio. “Se procesa con una encima para desasociar y extraer de la grasa que no queremos, lo que se llama lipocitos, la grasa, los aceites, y nos quedamos con la otra fracción del tejido, la fracción estromal, por eso se llama la fracción vascular del estroma, y esta es lo que queda después del procedimiento, tiene además de células madres tiene otra población de células muy benéficas, una de ellas son de las que van a producir nuevos vasos sanguíneos, por eso son progenitores endoteriales. Si yo uso todas esas células juntas en bloque, estoy obteniendo los beneficios de ellas por separado en una sola aplicación”, narró.

Algunos datos

Diego Correa ha sido Senior Research Associate, en el Skeletal Research Center en Case Western Reserve University, en Cleveland, Ohio, donde dirige los proyectos relacionados con el uso de Células Madres Adultas.

Es autor y co-autor de numerosos artículos científicos y merecedor de varias distinciones y becas tales como el premio al joven investigador de OARSI (Osteoartritis Research Society International); delegado especial para la Academy of Achievements (Cumbre Internacional); la beca Robert Pfeiffer de la Gustavus Louise Pfeiffer Research Foundation en Yale University School of Medicine y la beca de investigación de la Facultad de Ingeniería, Universidad de Los Andes, Bogotá (Colombia).

El Dr. Correa también participa en diversas actividades empresariales, como la creación y evaluación de empresas privadas en las áreas de medicina regenerativa y terapias basadas en Células Madre Adultas en América Latina.


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