Afirma Medina admitió en discurso la existencia de una “rebelión” en el PLD
En su discurso de proclamación como candidato, el presidente Danilo Medina admitió ayer sin rodeos la existencia de una “rebelión” al interior del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Así lo aseguró el comunicador y dirigente político Nelson Marte, quien al realizar un análisis de la alocución dijo además que el malestar en el PLD es una consecuencia directa de la pretensión de Medina, en torno a que una gran parte de los aspirantes a la presidencia de la República y a cargos congresuales y municipales, vuelvan a posponer sus aspiraciones, “supeditándolas a los acuerdos hechos por el mandatario para negociar su repostulación con otros partidos”.
A continuación, parte del texto del análisis de Marte sobre la situación de crisis en el PLD, remitida por él a este medio informativo:
En una atmósfera más pesada y grisácea que la dejada por la tormenta Erika a su paso por el país, que no pudo ser despejada por los nerviosos aplausos de la dirigencia asistente a la Asamblea de Delegados que lo proclamó, Medina se sintió obligado a reconocer, en su improvisado discurso, el temor de un malestar que pudiera llevar a su derrota en el certamen electoral del próximo año.
El presidente atribuyó su justificado temor de que “los intereses personales de unas cuantas decenas de militantes del PLD no le quiten al pueblo dominicano la posibilidad de superar la pobreza, la desigualdad y la marginalidad”, superación que dice se produciría si extiende su presidencia por un segundo mandato.
Origen y causas de la crisis. Quienes no conocen la historia del PLD pudieran pensar que “los intereses personales” a que se refiere el presidente candidato son sólo los de los aspirantes congresuales y municipales que llevan al menos 6 años esperando su turno, pues los actuales titulares fueron elegidos en 2010.
O que las reacciones de resistencia se deben a que por la decisión de Medina y su pacto PLD-PRD (Partido Revolucionario Dominicano) los actuales senadores, diputados y algunos alcaldes quedan postulados para el período 2020, con lo que completarían mandatos de 10 años, si resultaren electos.
Las causas de la rebelión que admitió ayer Medina tienen un origen en decisiones adoptadas por el liderazgo morado hace más de 20 años, cuando precisamente Danilo Medina habló de constituir “un PLD de segundo piso”, refiriéndose a la masificación de esa formación política.
Desde entonces el PLD fue dando pasos graduales hacia la anulación de la democracia en su interior, en un proceso que lo llevó a posponer una y otra vez la elección de toda su dirección, incluyendo los niveles nacionales, provinciales, municipales, de circunscripciones, de distritos, comités intermedios y de seccionales.
Las últimas elecciones para elegir la dirigencia del PLD se hicieron allá en los primeros años de la década de 2000, luego se pospusieron en 2010, cuando se dejaron para después del torneo electoral de 2012, y ahora fueron prorrogadas de nuevo hasta 2020.
Quienes desconozcan las intríngulis del PLDeísmo, pudieran creer que el presidente Medina aludió ayer a los resquemores que pudieran anidar en los corazones de Leonel Fernández, Reinaldo Pared Pérez, Francisco Javier García, Temístocles Montás y Radhamés Segura por el hecho de ser eliminados de la carrera presidencial sin que mediaran unas primarias, convención o plebiscito, es decir, “una fiesta democrática”, como hizo el PLD en otras ocasiones.
Y sin que tampoco, –como formalmente condicionó Leonel el apoyo de sus legisladores a la reforma reeleccionista– se produjera un referéndum popular que le diera la legitimidad democrática con que no cuenta la repostulación de Medina.
Todos esos polvos… El proceso de anulación de la democracia interna en el PLD, que somatiza en las reacciones de las que se queja hoy Danilo Medina, fue diseñado y construido por él montando una estructura clientelar que convirtió al partido en una Meca del pragmatismo, en el que lo importante son los cargos públicos y el poder que de ellos pueda dimanar.
El PLD de hoy es un partido forjado, en general, por hombres y mujeres convencidos de que los medios –no importan cuáles sean– justifican el fin y que ejercen el poder por el poder, abjurando de liderazgos democráticos validados en las tareas del fortalecimiento institucional del país.
Hombres y mujeres que, en su mayoría, han renunciado a la convicción de valores de ciudadanía, que es donde radican las posibilidades de desarrollo real del país en todos los órdenes.
Un partido en el que a su propio presidente y líder, Leonel Fernández, se le usa para una proclamación forzosa, y despojada de ilegitimidad democrática, y no se tiene el prigilio de permitirle figurar en ninguno de los 30 mil 480 cuadros que secuenciaron los 16 minutos 56 segundos del video oficial de la actividad, que el PLD subió desde ayer en la tarde a Youtube.
No son “compañeros que no fueron premiados ahora”, como dijo ayer el Presidente de los disgustados, quienes protestan y se han cansado de que se desprecien sus esfuerzos y recursos de todo tipo.
Se trata de miles y miles, quizás decenas de miles de peledeístas a los que se les coartaron durante 20 y 25 años sus expectativas de ser elegidos en puestos de dirección, y otros que llevan entre 15 y 10 años aspirando inútilmente a cargos congresuales y municipales.
Lo que en realidad se sospechaba entre comunicadores y observadores que pueden analizar objetivamente los acontecimientos políticos del país, es que los temores expresados ayer por Medina podrían ser apenas la punta del iceberg de la más profunda y grande crisis por las que haya pasado el PLD.